¿Qué tiene la nube color amarillo
si no es algo parecido a mi corazón?,
Debo apreciar la misma ruta,
el mismo dolor sin perder.
Uno, dos,
algunos juegos de rosas,
catorce mil doscientos silencios,
y un "habré ido".
Ya no me atropello sobre la sal;
ahora puedo llorar pero no de dolor;
ahora puedo llorar de mentiras,
porque cuando siento ese lápiz sin punta,
cuando veo a un cementerio
correrse las mejillas,
cuando encuentro otro imaginario,
la casa empieza a lamer algo de paz.
El frío ardor deja un vaso de Lunes,
como cuando tomamos el pulso a la verguenza:
así, sin contestar una palabra,
sin abrir las manos porque llueve sin cesar,
porque mientras buscas las otras manos
el perro se lleva los últimos abrazos.
¿Quién sería más libre
si no fueran éstos payasos
los árboles de Junio en terraplén?.